sábado, 9 de julio de 2016

Diferencias entre acoso escolar y ciberacoso

Parece que cada día existen más conflictos en las aulas, conflictos bastante preocupantes, y si bien sería desafortunado decir que es cierto que estos conflictos son cada vez más frecuentes, sí podemos en cambio aseverar que su forma ha ido cambiando y adaptándose a los tiempos actuales.

A nuestro sistema educativo se le supone como meta desarrollar la personalidad de los alumnos con el máximo respeto a su dignidad y es por ello que el acoso escolar (o bulllying) y el ciberacoso son fenómenos sociales que últimamente llaman mucho la atención y atraen el interés mediático.


El acoso escolar básico se basa en una forma de relacionarse abusiva, centrada en una víctima concreta. Esta víctima suele ser un niño/a cuya capacidad defensiva es limitada por uno u otro motivo, mientras que el acosador o acosadores se aprovechan de esta situación ejerciendo el abuso a nivel social, físico, psicológico y/o emocional. Aquí no hablamos de conductas de agresión aisladas sino de actos cuya intención es dañar a la víctima de una forma u otra y que se repiten a lo largo del tiempo.

Por tanto tenemos como elementos centrales e identificativos del acoso la intención de daño, la repetición y el desequilibrio de fuerzas entre acosador y acosado. Lógicamente estas características se encuentran igualmente presentes en el ciberacoso, con el añadido de que este además puede efectuarse de forma anónima y publicitarse más todavía, al compartirse los actos de acoso mediante las nuevas tecnologías aumentando así el daño realizado a la víctima.

Existe un tercer grupo de intervinientes, que no son ni víctimas ni agresores, hablamos de los llamados espectadores, que se limitan a observar, conociendo los hechos sin intervenir en ellos, dejando la víctima a merced de los acosadores.

Una vez entendidas las características del fenómeno, resulta natural preguntarse como puede ser que este tipo de situaciones sucedan. ¿Qué lleva al agresor a realizar tales actos? ¿Qué razones tienen los observadores para no actuar? ¿Por qué la víctima es seleccionada como tal? Por extraño que parezca, la respuesta a tales preguntas es distinta para ambos fenómenos. Por ejemplo, la falta de ajuste entre iguales parece ser un factor de riesgo en cuanto al acoso escolar se refiere, pero no es un factor tan relevante en el caso de ciberbullying. La explicación de estas diferencias podría ser que las nuevas tecnologías de la comunicación ofrecen un anonimato que permite acciones socialmente no aceptadas sin tener que sufrir las consecuencias (o al menos esto es lo que percibe el acosador).

Otro factor importante es la percepción que se tiene del centro. Cuanto más conflictivo parezca este más probabilidad hay de que aparezcan casos de acoso tradicional (cara a cara). La falta de ajuste al contexto sería un factor de riesgo para el ciberacoso. De ello se deduce la influencia del entorno escolar para prevenir los potenciales casos de acoso en ambos sentidos.

De todos modos, no se puede negar la influencia de las características personales, siendo por ejemplo la autoestima (o falta o exceso de ella) una característica que nos puede ayudar a predecir que un menor se convierta en víctima de acoso o en acosar. Destacar el efecto de la escasez de autoestima en cuanto a las víctimas de cyberbullying, que propicia su aislamiento y el silencio ante los abusos, lo que incremento el efecto negativos que en ellos tienen estos abusos.

Otro dato interesante, que suele sorprender a muchos cuando empiezan a formarse en este tipo de casos, es que pertenecer al sexo masculino es un factor predictivo tanto para víctimas como agresores. No obstante, en el caso del ciberacoso los chicos tienden más a ejercer el papel de acosador y no el de víctima, que se reparte más equitativamente entre ambos sexos.

Pese a lo dicho, lo cierto es que los factores contextuales parecen tener un mayor peso en general a la hora de explicar el fenómeno del acoso directo. En el ciberacoso por otra parte, las variables personales parecen ser más relevantes aunque hay que recordar que este tipo de acoso puede darse al mismo tiempo que el tradicional.

Referencias bibliográficas: http://www.psicothema.com/psicothema.asp?id=4273

Cristian García Castells
Tel. 690760557
c/ Santa Ana 11 (Xátiva)

No hay comentarios:

Publicar un comentario