miércoles, 20 de abril de 2016

Yo es que no me aclaro con el metro...

Yo es que no me aclaro con el metro... Eso es lo que piensan muchos cuando les toca enfrentarse al susodicho. Y digo enfrentar porque para muchos es un auténtico suplicio bajar al subterráneo, mirar el mapa y averiguar que líneas y que transbordos ha de hacer para llegar a su destino. Y para que esa es precisamente la clave, el mapa.

El metro es en realidad un servicio indispensable para muchos, sobretodo para quienes viven en ciudades grandes y lo usan para desplazarse habitualmente, y a´un así casi nadie lo domina a la perfección´o, tan solo memorizamos la ruta que tomamos habitualmente.
Metro: Modo Hard

Parte del problema viene de que las ciudades no paran de crecer, a un ritmo alarmante dicho sea de paso. Lógicamente, las redes de transporte crecen con ellas y el mapa de las rutas se hace cada vez m´as complejo.

Quizás para algunos fuera una obviedad pero recientemente se ha podido constatar empíricamente que los planos de metro alcanzan unas cotas de dificultad que superan por mucho la capacidad de procesamiento de nuestro cerebro. Aunque nuestra mente tiene capacidades increíbles, en muchos aspectos muchísimo más potente que cualquier ordenador actual, también tiene sus limitaciones y una de ellas la encontramos en el procesamiento y retención de información.

Aunque pueda sorprendernos, dicha limitación se aplica a todos los aspectos de nuestra vida cotidiana: los puntos a relacionar en un mapa, las cifras a manejar en una operación matemática, los elementos a memorizar en un ejercicio de lógica o incluso la cantidad de personas que somos capaces de conocer.

Pues bien, como adelantábamos antes, un estudio de la universidad de Oxford enfocaba este asunto aplicado precisamente a los mapas de metro, centrándose eso si en las redes de metro más complejas del mundo. Entre otras cosas encontramos que normalmente una persona no puede mantener la atención y memoria en m´as de cuatro elementos de su campo visual, lo que evidentemente dificultad establecer conexiones en la ruta si esta es complicada y contiene varios transbordos. Teniendo en cuenta que el punto de partida y el destino ya son en realidad dos elementos, eso nos deja un margen de dos puntos intermedios, complicándose la cosa cuando el número es mayor.

Además, si alguna vez habéis ido en metro probablemente recordéis los planos suelen diferenciar cada línea con un número y un color. Pues bien, resulta que estos datos adicionales sobrecargan aún más nuestra capacidad de procesamiento, dificultado más todavía la tarea. Lo peor probablemente sea que pese a que estos datos son una dificultad añadida, no pueden ser eliminados pues son fundamentales para que sepamos que ruta hemos de tomar para llegar a nuestro destino.

De forma similar al llamado número de Dunbar, el equipo de Oxford concluyó que el máximo de conexiones en total que puede tener un mapa para que lo podamos entender de forma global es de 250, mucho menor de lo que suelen tener usualmente este tipo de transportes. Todo esto viene a explicar el porqué tantísima gente tiene problemas al utilizar el metro en rutas que no le son habituales







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