miércoles, 16 de diciembre de 2015

¿Sabías que... la lengua materna nunca se olvida?

Más de uno dirá que eso ya lo sabía y sin embargo no son pocos los casos que se conocen de gente que por diversas razones emigra a regiones donde su lengua originaria no se habla habitualmente y la acaban perdiendo... bueno, hasta cierto punto.

Del aprendizaje de idiomas sabemos muchas cosas, como que es el cerebro el que crea representaciones de los estímulos sonoros que le llegan y las va componiendo hasta que crea el patrón que conocemos por el nombre de lenguaje. Sin embargo hasta hace relativamente poco los investigadores no tenían claro si este patrón podía llegar a perderse por el desuso o bien permanecía para siempre ahí. Ahora sin embargo ya podemos confirmar que esas representaciones neuronales tienen un carácter persistente y resisten el paso de los años aún si no se usan.

Hace aproximadamente un año se publicaba en la revista PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences) un estudio al respecto. Tomando como sujetos de estudio a 48 niñas adoptadas por padres que hablaban una lengua distinta a la que les era propia a las pequeñas, se descubrió que el cerebro humano  reconocía el idioma materno incluso al pasar tiempo sin usarlo.

La base teórica del experimento es que el aprendizaje del lenguaje ocurre incluso cuando los niños aún no saben hablar. Aunque no hayan dicho aún una sola palabra, registran el idioma que escuchan en sus primeros días.

Vale la pena destacar que las niñas tenían una edad de entre 9 y 17 años cuando se realizaron las mediciones. También se diferenció entre ellas según el uso que le habían dado a su idioma de origen desde el nacimiento:
  • Monolíngües: Nunca llegaron a escuchar su idioma de origen.
  • Adopciones tempranas: Antes de cumplir los 3 años, por lo que nunca llegaron a usar la lengua materna.
  • Bilingües: Aprendieron los dos idiomas.

Lo sorprendente del estudio es que los investigadores encontraron que las niñas del grupo bilingüe y las que fueron adoptadas antes de los tres años, tuvieron reacciones en sus actividades cerebrales muy similares cuando escuchaban dicho idioma materno. Por supuesto, el grupo que no había escuchado nunca ese idioma, no tuvo dicha reacción neuronal.

Los propios investigadores recalcan la utilidad del estudio no solo al señalar las ventajas que puedan tener quienes quieren volver a aprender un idioma que ya conocían, sino también para entender mejor como consigue el cerebro tener esa plasticidad tan característica de los niños para aprender los primeros sonidos que experimentan y determinar que forman un lenguaje.

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