Cuando deseamos algo o actuamos de una forma que, se enfrenta a nuestras propias creencias se crea una tensión psicológica que tarde o temprano deberá ser resuelta. Leon Festinger fue el primero en escribir sobre este concepto en 1957, en su libro A theory of cognitive dissonance y en su obra hablaba sobre el estrés que este fenómeno genera en el ser humano. Según este autor, cuando esto nos ocurra, intentaremos sentirnos mejor y para ello tenemos varias posibilidades:
- Modificar o eliminar la conducta conflictiva.
- Restar importancia a las acciones o pensamientos contradictorios.
- Crear un pensamiento nuevo que elimine la disonancia al reconciliar los pensamientos o acciones en conflicto.
Tomando los ejemplo anteriores, podríamos eliminar la comida basura de nuestra dieta y empezar a comer sano, podemos excusarnos cuando no hacemos ejercicio pensando que ya lo hicimos ayer y respecto al estudio tal vez empecemos a pensar que de todas formas los buenos estudiantes no estudian el día antes del examen, sino durante todo el curso, así que ahora tendremos todo el verano para estudiar de verdad y aprender el temario, lo cual es mucho mejor que estudiar sólo para aprobar. Nuestra mente utiliza estos sistemas para eliminar la disonancia continuamente pero nosotros normalmente ni nos damos cuenta.
Muy interesante es saber como investigó este tema Festinger. En su primer estudio, él y sus compañeros de investigación estudiaron los procesos cognitivos de los seguidores de Marion Keech (cuyo nombre real era Dorothy Martin), quien decía recibir mensajes provenientes de otros mundos, en concreto de un lugar llamado planeta Clarión. Estos mensajes se suponía que anunciaban la llegada de un diluvio universal a finales del año 1956 al que sólo sobrevivirían, por supuesto, los seguidores de Keech.
Festinguer y sus colaboradores previeron que cuando el grupo viera que el mundo no terminaba en 1956, en lugar de abandonar a Keech eliminarían la disonancia cognitiva resultante reinterpretando sus creencias. Y así fue, los seguidores de Keech pasaron a pensar que ellos habían salvado el mundo con su fe y sus oraciones interestelares.
Un par de años después, Festinger realizó un experimento junto a James Carlsmith con la intención de estudiar la disonancia resultante cuando adoptamos una conducta que no coincide con nuestras creencias iniciales. Pidieron a 71 participantes que realizaran ciertas actividades, diseñadas para que les resultaran aburridas, luego les dijeron que contaran a futuros participantes que en realidad las tareas eran muy entretenidas. A cambio les pagaron o bien con 1$ o con 20$.
Siendo su creencia que las actividades eran aburridas y la conducta conflictiva mentir sobre ello, una posible solución era modificar la propia interpretación de las actividades que habían sido realizadas. Las personas que recibieron 20$ siguieron pensando que las actividades eran aburridas, simplemente mintieron a los futuros participantes. Los que recibieron 1$, debido a que esa cantidad no justificaba el engaño, sufrieron los efectos de la disonancia cognitiva y la solucionaron que adoptaron fue pasar a pensar que en realidad no eran tan aburridas como en un principio habían pensado.
Aunque fue Festinger quién inicio el estudio científico de la disonancia cognitiva, es un concepto que el ser humano conoce desde muchos años antes. Un buen ejemplo es la fábula de la zorra y las uvas, donde la zorra desprecia unas uvas, diciendo que no están maduras, tras darse cuenta de que no podrá alcanzarlas. Festinger, nos reveló los mecanismos tras la disonancia, concluyendo que no siempre es malo, a pesar de que nos mentimos a nosotros mismos. Lo realmente importante es saber si las decisiones tomadas nos hacen sentir bien y si no hacen daño a nadie (sean los demás o nosotros mismos). Por supuesto, si tras actuar de cierta forma no conseguimos reconciliarnos con nuestras acciones, deberemos determinar en que nos hemos equivocado y como podemos volver a sentirnos bien, así como tomar nota para así tomar mejores decisiones en el futuro.
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