La presente pretende ser
una breve introducción al mundo de la psicología forense y de las periciales
psicológicas, para que aquellos profesionales o estudiantes que en un futuro se
planteen dedicarse a ello, conozcan de antemano las bases y fundamentos que
rigen esta área de trabajo.
Al contrario que las
psicoterapias o la psicología clínica, la psicología forense es una disciplina
bastante desconocida para el público en general y sobre la que existe mucha
confusión. Mucha gente al escuchar la palabra forense, la relaciona
inmediatamente con las investigaciones policiales en casos de fallecimientos y
sobre todo en aquellos en que se sospecha que se ha cometido un asesinato. Es
por esto que el término psicólogo forense suele desconcertar a los profanos.
En realidad la palabra
forense es usada como sinónimo de jurídico o judicial. Por eso un médico
forense, de quien por culpa de las numerosas series televisivas de temática
policial podríamos pensar que su labor está únicamente relacionada con fallecidos,
ostenta en realidad otras funciones, como evaluar los daños físicos tras un
accidente de tráfico o determinando lo que puede tardar en recobrar su salud
una víctima. Igualmente, un psicólogo forense puede ser requerido para ejercer
varias funciones, siendo la más común la de realizar informes periciales.
Un perito es alguien con
pericia demostrada, siendo pericia sinónimo de saber o habilidad, en cierto
tema. Existen peritos para casi cualquier área de conocimiento, aunque algunos
son más comunes que otros. Así podemos encontrar peritos arquitectos, médicos,
de arte o antigüedades, etc.
Así pues la psicología
forense es la especialización profesional del psicólogo en el ámbito jurídico,
en el que usará sus conocimientos científicos acerca de la mente y el
comportamiento humanos para ayudar en procesos judiciales de varios tipos. No
obstante, ser psicólogo forense implica algo más que ser psicólogo y querer trabajar
en este sector, pues se requiere una formación específica ya que, al fin y al
cabo, las habilidades y herramientas necesarias son distintas a las usadas en
terapia o clínica, así como lo son los objetivos perseguidos. En este ámbito
normalmente no se busca ayudar a la persona a superar un problema psicológico,
sino que queremos evaluarla para poder aconsejar al responsable y que este tome
su decisión de la forma más acertada posible.
Esta solo ha sido una
breve introducción, pero seguiré desengranando los entresijos de las periciales
psicológicas en próximas entregas, que podréis consultar y descargar en la
sección “Recursos” de este mismo blog.
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