Si lo que quieres es ganar una discusión, prueba a hablar usando neurogalimatías, jerga irrelevante que alude a la terminología neurocientífica aun sin aportar información real, de esta manera tus afirmaciones serán mucho más convincentes, según la investigación llevada a cabo por las Universidades de Villanova y de Oregón.
Los investigadores dieron a un grupo de 385 estudiantes breves descripciones de fenómenos psicológicos, incluyendo reconocimiento facial, memoria espacial y estados emocionales, cada una acompañada con explicaciones superfluas que usaban términos neurocientíficos, de ciencias sociales, o de física. La terminología neurocientífica como "cortex prefrontal" o "circuito neuronal" por ejemplo, fue puntuada por los sujetos como la más convincente, incluso cuando la información que aportaba no profundizaba en el tema o siquiera estaba relacionada con él. Los autores concluyen que los participantes consideran la neurocientífica como la explicación más probable en cuanto a los fenómenos psicológicos se refiere, incluso cuando esta realmente no aporta nada.
De lo dicho anteiormente, podemos deducir que si queremos jugar sucio podemos usar la neurojerga para ganar las discusiones.
- Usa la palabra neuroplasticidad: Una frase de ejemplo sería "He cambiado mi forma de pensar acerca de ello gracias a que la neuroplasticidad de mi cerebro ha creado nuevas conexiones neuronales". La neuroplasticidad es la capacidad que tiene nuestro sistema nervioso para responder a los estímulos recibidos reorganizando su estructura, funciones y conexiones. Sin embargo, la neurociencia aun no ha logrado explicar porqué pensamos lo que pensamos, ni cómo lo hacemos realmente.
- Habla de la activación de la corteza insular aunque no venga a cuento: Por ejemplo "Sabemos que la gente adora los iPhones ya que cuando se observa el comportamiento del sistema nervioso durante su uso vemos como la ínsula se activa". Suena genial, y estamos cansados de ver titulares de prensa similares, cuando en realidad no significa apenas nada. La ínsula o corteza insular se activa en un tercio de los estudios que usan IRMf, independientemente de lo que estén haciendo los sujetos o si les gusta o les deja de gustar.
- Recuerda hablar de las virtudes casi mágicas de las neuronas espejo: Un ejemplo, "Las neuronas espejo son la base de la empatía humana, y por tanto de la cultura y la civilización humanas". Fastuoso, pero no hay por donde cogerlo. Las neuronas espejo efectivamente se activan cuando un individuo ve a otro realizar una conducta... pero no ha sido demostrado que esto suceda en seres humanos, tan solo en primates.
En resumen, si puedes añadir hipocampo o giro fusiforme al final de cualquier frase, es posible que ganes la discusión de turno.
Y tras este interesante texto que he querido compartir con vosotros, querría reflexionar un poco acerca de él. Lo primero que me viene a la mente es la ingente cantidad de prensa no especializada y noticiarios televisivos que se hacen eco de no-noticias y en lugar de presentar los avances científicos como lo que son, que no es ni mucho menos poco, en un formato que sea apetecible para su público para así formar a la población y mantenerla verdaderamente informada, lo que hacen es inflar los titulares y sacar sus propias conclusiones, normalmente infundadas pero mucho más vistosas, y hacerse eco de charlatanes disfrazados de científicos a los que además se les atribuye la etiqueta de "la ciencia ha demostrado", como si toda la comunidad científica se hubiera puesto de acuerdo.
Si estos titulares fueran ciertos el ser humano dispondría probablemente de los secretos más escondidos del funcionamiento de este universo nuestro desde hace ya tiempo. Lo peor es que existen pocos programas televisivos serios dedicados a la ciencia en general o a disciplinas particulares, y los que hay tienden a ser bastante desconocidos. En prensa podemos encontrar muchas más publicaciones dedicadas a ello pero las que podemos encontrar en quioscos no pasan del Quo o el Muy Interesante.
Si se me permite la inferencia, esto a la larga hace que el espectador/lector medio posea un bagaje científico muy superficial, que le hace capaz de mencionar conceptos como los citados, neuronas espejo, ínsula, circunvolución, etcétera. Los mencionan, sí, y entienden a nivel muy básico cual es la función de cada uno de estos elementos, pero no deja de ser un conocimiento plagado de errores y desinformación.
Entiéndase aquí que no pretendo que el ciudadano medio tenga un amplio conocimiento de toda disciplina científica existente, sería imposible. Pero los medios no especializados deberían ser conscientes de lo que pueden y no pueden hacer, y tener en nómina a un equipo científico que les "traduzca" las notícias científicas para así publicar titulares serios y artículos verídicos, sin sensacionalismos. Pero ¿a quién quiero engañar? Vivimos en la época del clickbait, el anzuelo de clics, una práctica consistente en crear titulares lo más vistosos posibles para generar cuantas más visitas posibles, sin tener en cuenta que sean acertados o siquiera sean ciertos. Periodismo del s.XXI, me temo.
Así pues, recae sobre el propio ciudadano la tarea de ser consciente de la situación, y tener claro que sabemos y que no. Leer tres o cuatro párrafos en un medio no especializado que habla sobre neurociencia no nos convierte en neurólogos, y por tanto tendríamos que cuidarnos de hablar después como si fuésemos expertos. Me pongo a mí mismo como ejemplo, leo bastante acerca de física cuántica, es un tema extremadamente curioso, pero en la vida se me ocurriría pensar que realmente sé algo de este tema. El saber científico se forja con tiempo, dedicación y esfuerzo, y cambia día a día, siendo pocas las veces en que un descubrimiento o invención es tan drástico que revoluciona su campo de la noche al día.
Eso sí, si queremos quedarnos con el otro, seguro que mediante los neurogalimatías lo conseguimos.
Fuentes:
How to win any argument: pseudo-scientific neuro-gibberish, por Jules Montague
Superfluous Neuroscience Information Makes Explanations of Psychological Phenomena More Appealing, por Diego Fernandez-Duque, Jessica Evans, Colton Christian, and Sara D. Hodges.Si se me permite la inferencia, esto a la larga hace que el espectador/lector medio posea un bagaje científico muy superficial, que le hace capaz de mencionar conceptos como los citados, neuronas espejo, ínsula, circunvolución, etcétera. Los mencionan, sí, y entienden a nivel muy básico cual es la función de cada uno de estos elementos, pero no deja de ser un conocimiento plagado de errores y desinformación.
Entiéndase aquí que no pretendo que el ciudadano medio tenga un amplio conocimiento de toda disciplina científica existente, sería imposible. Pero los medios no especializados deberían ser conscientes de lo que pueden y no pueden hacer, y tener en nómina a un equipo científico que les "traduzca" las notícias científicas para así publicar titulares serios y artículos verídicos, sin sensacionalismos. Pero ¿a quién quiero engañar? Vivimos en la época del clickbait, el anzuelo de clics, una práctica consistente en crear titulares lo más vistosos posibles para generar cuantas más visitas posibles, sin tener en cuenta que sean acertados o siquiera sean ciertos. Periodismo del s.XXI, me temo.
Emm... no. |
Así pues, recae sobre el propio ciudadano la tarea de ser consciente de la situación, y tener claro que sabemos y que no. Leer tres o cuatro párrafos en un medio no especializado que habla sobre neurociencia no nos convierte en neurólogos, y por tanto tendríamos que cuidarnos de hablar después como si fuésemos expertos. Me pongo a mí mismo como ejemplo, leo bastante acerca de física cuántica, es un tema extremadamente curioso, pero en la vida se me ocurriría pensar que realmente sé algo de este tema. El saber científico se forja con tiempo, dedicación y esfuerzo, y cambia día a día, siendo pocas las veces en que un descubrimiento o invención es tan drástico que revoluciona su campo de la noche al día.
Eso sí, si queremos quedarnos con el otro, seguro que mediante los neurogalimatías lo conseguimos.
Fuentes:
How to win any argument: pseudo-scientific neuro-gibberish, por Jules Montague
The Neurons that Shaped Civilization, por Vilayanur Ramachandran.
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