jueves, 20 de octubre de 2016

El origen del carisma

Todos conocemos alguna persona con carisma. Personas que poseen una personalidad magnética, que cuando hablan son escuchados por todos, que cuando plantean un plan suelen ser seguidos por el resto del grupo, y que siempre parecen tener una respuesta coherente preparado para todo. En definitiva son gente que casi nunca queda mal ante los demás y que por el contrario tienden a ser líderes de opinión. Pero, ¿por qué? ¿Qué hace que estos individuos sean como son?

Lo que a continuación os cuento es una de estas investigaciones que una vez las lees lo primero que piensas es "claro, es de sentido común", pero tras años en esto de la psicología (y la ciencia en general) uno aprende que el sentido común solo acierta el 50% de las veces una vez nos ponemos a comprobar las hipótesis mediante el método científico.



Aún así, me gustaría explicar que de todos los factores que provocan que percibamos a una persona como carismática parece ser que el más predominante es la capacidad de pensar rápido. Según un estudio publicado en la revista Psychological Science, realizado por científicos de la Universidad de Queensland (Australia) las personas que son capaces de responder rápidamente a preguntas de carácter general y realizar veloz y efectivamente las tareas impuestas tienden a ser percibidas como más carismáticas por sus conocidos, independientemente de su inteligencia general u otros rasgos de personalidad que puedan mostrar.

Entendemos pues que los humanos, sin un método fiable y rápido para comprobar la inteligencia de un sujeto, valoramos a los demás en base a la rapidez de sus respuestas siempre y cuando estas sean adecuadas al contexto y acertadas. Conviene recordar el concepto de inteligencia social, la cual se entiende como la capacidad de saber como actuar en cada contexto social y en cada situación. Dicha inteligencia se compone de la capacidad de responder adecuadamente pero también de la rapidez mental o velocidad con que emitimos dichas respuestas. así pues las personas con más carisma son aquellas percibidas como inteligentes socialmente.

Para determinar si esta relación existía se contó con 417 participantes a los que se realizó pruebas de inteligencia y personalidad. Además se les pidió que respondieran varias preguntas de conocimiento general lo más rápido posible, y luego también lo más velozmente que pudieran tenían que realizar tareas visuales (localizar un punto o patrón determinados). Por último, para medir como de carismáticos eran percibidos por sus conocidos, se les pidió a amigos y familiares que los evaluaran en este aspecto y otros relacionados.

Los resultados nos muestran que como decía, el sentido común en cuanto a las cuestiones psicológicas solo acierta a medias. En este caso vemos que efectivamente es la velocidad mental el factor que más ayuda a predecir que una persona nos parezca carismática, pero no deja de ser curioso que el nivel de inteligencia general o cociente intelectual no es tan importante para realizar dicha predicción. Por así decirlo, no nos importa que alguien sea inteligente, nos importa que nos pueda responder rápido a nuestra preguntas, siempre y cuando sus respuestas sean (o parezcan) acertadas.

Vale la pena destacar también que otras capacidades como las habilidades sociales concretas, la resolución de conflictos o la empatía, no son factores importantes del carisma. Por otra parte hay que tener en cuenta que aún queda comprobar si todo lo dicho se aplica a cualquier sujeto independientemente del nivel de relación que tengamos con ellos o solo se cumple cuando hablamos de personas que conocemos previamente (amigos, familia, etc).


Por lo tanto, si queremos mostrarnos más carismáticos, lo que debemos hacer es no titubear cuando somos conscientes de que sabemos la respuesta a una pregunta y contestarla al momento, de forma clara y concisa.

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