jueves, 5 de noviembre de 2015

Psicología XD o "¿Por qué nos reímos?

Todos tenemos un amigo que se ríe por cualquier cosa, o un conocido que hace chistes que sólo él entiende. Si nos detenemos a pensarlo, es curioso lo distintos que somos unos de otros en cuanto a humor se refiere y no es de extrañar ya que son muchos los factores que influyen en ello.

Aunque nos parezca increíble, estos factores no son solamente ambientales, sino que recientes estudios parecen afirmar que nuestra genética tiene bastante que ver en ello. Mejor tenerlo en cuenta la próxima vez que alguien no se ría de nuestras bromas.

Parece ser que una variación del gen 5-HTTLPR, regulador de la serotonina, es el causante de nuestras expresiones positivas, como reírse, las sonrisas, etc.
¡Misterio resuelto!
Bueno, bueno, pero tan sencillo no iba a ser... los entresijos de la mente humana tienden a ser mucho más enrevesados. A día de hoy existe aún debate al respecto del origen del humor. En primer lugar, tenemos a los científicos que creen que las diferencias entre individuos se producen por variaciones del ADN como la mencionada (sentido del humor innato), mientras que otros estudiosos opinan que el humor se trata de un rasgo aprendido que se ve influido por el entorno (humor adquirido). Como suele pasar en estos casos, es muy probable que acabe siendo cierta la tercera opción: que todos tengan razón, al menos en parte.

De echo, los datos empíricos parecen indicar que la genética nos da un potencial y que luego este se desarrolla según nos trate la vida. No es sólo que seremos más risueños o menos, sino que nuestro conocimiento de ciertas materias nos predispone a percibir como gracioso un estímulo concreto (lo cual explica los inside jokes o bromas privadas, que se dan dentro de un grupo concreto de gente).
Hay casos extremos, algunos podemos acabar quedándonos sin respiración de tanta risa que tenemos mientras los otros nos miran y se preguntan que hacemos ahí en el suelo tirados y con ese color morado tan raro.
Pero hay un elemento clave que hay que tener en cuenta. Que una cosa nos haga gracia o no solemos decidirlo según lo que nos sorprenda. Un chiste o broma funciona de la siguiente manera:
-Se presenta una situación concreta.
-Se crea una situación que debe resolverse.
-Se resuelve, pero de una manera coherente con el  resto del discurso, pero que no esperamos, pues no es lógica. 
-Nos sorprendemos y reaccionamos con la risa.

Un chiste de ejemplo: "Van dos en moto y se cae el de en medio". Si nunca lo hemos oído antes, es posible que nos riamos ante lo absurdo de la situación. En cambio si ya nos lo sabemos, se pierde ese factor sorpresa y la risa va perdiendo intensidad, hasta que no ocurre siquiera. Por supuesto todo esto ocurre tras un raudo análisis mental, con lo que si nos resulta ofensivo no nos hará gracia... aunque a veces nuestro inconsciente nos traicione y nos reímos, para luego sentirnos culpables.

Por último, es posible que un chiste o broma sea muy conocido pero nos haga igualmente gracia. Si en su momento nos gustó mucho, es posible que evoque recuerdos y junto con ellos revivimos esa sensación que nos produjo la primera vez. Y en esto se basan los chistes recurrentes. Y con esto, terminamos por hoy.

-Venga lectores, a casita.
-Ya estamos.
-¡Qué rápidos somos!


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