miércoles, 21 de octubre de 2015

Psicopatología: Ortorexia o cómo hasta los hábitos más sanos pueden ser peligrosos.

Una regla de oro que se cumple en la práctica totalidad de los trastornos psicopatológicos es que se trata de conductas, actitudes o pensamientos que son llevados al extremo. Estos elementos se encuentran en todos los seres humanos en mayor o menor medida, pero cuando su intensidad llega a ser excesiva es cuando comienzan los problemas.
La ortorexia es un buen ejemplo de lo dicho, ya que se trata de un trastorno nervioso que afecta a la alimentación, en concreto a la preocupación por comer sano. Quienes padecen este trastorno viven obsesionados con alimentarse tan sólo con comida "sana, pura o no contaminada". Cuando hablamos de obsesión, nos referimos a que invierte una cantidad de tiempo, energía e incluso recursos económicos exagerada. Llegarán hasta el punto de rechazar comida que los estudios y expertos en alimentación consideran sana si la consideran no apta. Para rechazar dichos alimentos usarán cualquier argumento por muy seudocientífico o ilógico que sea, como por ejemplo que cierta fuente diga que esa comida es perjudicial. Da igual que esa fuente se demuestre poco fiable, ya que la mera duda que les genera hará que ya no quieran ingerir los alimentos "dudosos". 
Esta forma de ver el mundo tan dogmática, es una de las bases de muchos otros trastornos similares, como la vigorexia. La realidad es que lo que más nos conviene es tener una dieta equilibrada, con todos los nutrientes necesarios, hacer ejercicio físico y tener hábitos que no nos expongan innecesariamente a enfermedades. Las personas afectadas por trastornos obsesivos basados en aspectos de la salud llevan sin embargo esta preocupación al extremo, llegando paradójicamente a la desnutrición, ya que rechazan esos nutrientes necesarios.

Por supuesto, no hay que confundir esta patología con la decisión personal de seguir ciertas dietas, ya sea por convicción moral, por salud o por querer cambiar en alguna forma nuestro físico, siempre y cuando esas dietas no lleguen a convertirse en perjudiciales para quienes las llevan a cabo.

jueves, 1 de octubre de 2015

Psicopatología: El vocabulario nos protege.

A estas alturas todos conocemos, aunque sea de oídas, lo que es la demencia. Conforme más conocemos sus efectos más miedo nos da, pero también sabemos mejor como nos podemos proteger frente a ella. Algunos estudios recientes por ejemplo, nos indican que tener un buen vocabulario es un factor protector frente a esta enfermedad.
Investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela han estudiado como influye este fenómeno en nuestra reserva cognitiva (la capacidad del cerebro para compensar la pérdida de funciones).

Se tomó el vocabulario como un indicador de la inteligencia cristalizada. Dicha inteligencia representa la capacidad en habilidades que el sujeto ya ha aprendido anteriormente). Se usó una muestra de 326 personas, todas mayores de 50 años. 222 de ellos estaban sanos, mientras que 104 individuos padecían deterioro cognitivo.

Entre otras cosas se tomó nota de los años que habían estado escolarizados, la complejidad de los empleos que habían tenido, sus hábitos de lectura y por supuesto su nivel de vocabulario. Para todo ello se usaron varias pruebas como el WAIS (Escala Wechsler de Inteligencia para Adultos) y el test de vocabulario de Peabody.

Los resultados indicaron que existían más probabilidades de deterioro cognitivo ligero en quienes tenían un menor nivel de vocabulario. La conclusión de los investigadores es que a más vocabulario, más reserva cognitiva y más protección frente al deterioro.

Ya sabíamos la importancia de cultivarse y aprender cada día más cosas, pero ahora también sabemos que es importante por más cosas de lo que creíamos. Siempre recomiendo que la gente invierta el tiempo que tenga libre en leer (novelas, estudios científicos, revistas, blogs, etc.), pero a partir de ahora tendré una razón más.